Los alimentos deshidratados y congelados carecen de agua. Esto permite conservar el sabor de los alimentos prácticamente inalterado y reducir el uso de conservantes. Además, los alimentos conservan todas las propiedades nutritivas de los ingredientes utilizados. El bajo peso de los alimentos antes de la preparación también es una ventaja.
En la mayoría de los casos, se añade agua hirviendo, se remueve y se deja reposar un rato. A continuación, el alimento está listo para su consumo inmediato.